Expomanga 2006. Yo estuve allí.

Me complace anunciaros que ayer día sábado, día 1 de Abril (horrible mes) de 2006, yo, Arbe, estuve en el ExpoManga. Ya sabéis... Gente muy friki a raudales, stands a rebosar de merchandising, ediciones limitadas de coleccionista, gallos en el karaoke, coreografías para quitar el hipo (y las ganas de comer) a más de uno... ¡Sí, EL PARAÍSO!

El Expomanga intenta ser como el pasado ExpoCómic, sólo que centrado en el género de los otakus (frikis especializados en el manga, anime y cultura japonesa en general), pero no pasó de ser, en palabras de la gente que fue a ambos eventos y que yo pude entrevistar, "una cosa bastante parecida". En efecto, en el Expocómic se vendió más manga que cualquier otra cosa, y esto fue sólo otra excusa para venir disfrazado de pokémon y conseguir una entrada gratis... Lo cual también tiene su lado malo, porque la organización repitió su penoso estreno, entrega de premios, presentadores plastas (aunque con valor, todo hay que decirlo), asientos cutres, bebidas carísimas (1 chupito de sake, licor de arroz, 90 céntimos, pero no me pude ir sin probarlo, y os aseguro que rasca), micrófonos escacharrados, música que no se pone a tiempo y explosión friki-maquinera final, con banderita de One Piece incluída... En fin, todo un espectáculo.




Pero la cuestión es que si vas con un par de amiguitos frikis no está tan mal. Es más: está bastante bien. La gente no te mira mal si gritas al ver una mochila supermolona de Samurái Champloo (41 euros) o un puzzle de Mi Vecino Totoro (12'50, mi prima se quedó con las ganas). Te haces fotos con la gente vestida de Naruto y su pandilla y se te unen a las instantáneas frikis de todo género y religión. Me encantó, tal vez porque fue la primera vez que asistí a una Expo de esta envergadura, aunque la de Barcelona debe de dejar bastante atrás a todas estas caóticas muestras de la capital... Lo cual me enfada un poco, pero bueno. Si los barceloneses lo saben hacer mejor que nosotros, sólo puedo reconocerlo, comprarme un billete y rogar porque, poco a poco, alcancemos el nivel catalán.

De autores ni las gracias, exposición de ikebana (arreglo floral) que ni vi, no mucha gente, calor asfixiante, mal olor (el mío sumado al de todos los tíos parecidos al gordo de los Simpson) y un largo etc de despropósitos... Pero mereció la pena. ¿Por qué? Porque es el mundo friki, porque nadie te mira como si fueras un bicho raro porque, la verdad, los hay bastante más raros que tú. Porque hay chapas, camisetas que anuncian la muerte de Dumbledore en la página 596 de Harry Potter (véase foto 2), gente con disfraces que merecen la pena ver y tocar, porque puedes reírte de los del karaoke, porque por tres días todos los que ocupamos el Pabellón de la Pipa de la Casa de Campo somos iguales... Ah... Me lo pasé bien.


Balance final: Una camiseta de Sasuke (Naruto), seis chapas molonas (una de los kodamas ^o^), una revista regalada, un cómic que me regalaron con la entrada (toma ya!!) y uno que me costó 1 euro (bieeeen!). Risillas, varias foticos muy graciosas, una rifa de mdis y un subidón de sake.

Saludo desde aquí a Luisa y su hermana Valeria, que ganó el concurso de karaoke con sus amigas (sí, yo iba a verlas y las apoyé hasta el final), ahora, eso sí, la entrega de premios fue un asco, y las chicas se quedaron a dos velas con una camisetilla barata y un dvd de todo a cien...



Y también a mi prima Marta (izquierda, "momentazo"), que vino sólo para reírse de los frikis disfrazados y acabó haciéndose una foto con Jin en persona (Samurái Champloo). ¡El poder friki te llama, ríndete a él!

En definitiva, una buena tarde! ¡No os perdáis el siguiente!
¡Saludos!

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